domingo, 1 de febrero de 2009

Nueva Perspectiva Evolutiva del Habla Por los Silbidos Espontáneos de una Orangutana

A lo largo de la historia, los seres humanos han silbado para muchas cosas, desde detener un taxi para que les recoja, hasta entonar una melodía. Ahora, los silbidos espontáneos de una orangutana brindan a los científicos del GAT (Great Ape Trust) en Iowa, EE.UU., nuevos y reveladores datos sobre la evolución del habla y del aprendizaje.

Los investigadores han documentado por primera vez la conducta de un primate que imita un sonido de otra especie sin estar entrenado de manera formal para hacerlo. Bonnie, un orangután hembra de 30 años, que vive en el Parque Zoológico Nacional Smithsoniano en Washington D.C., comenzó a silbar de manera espontánea. El silbido es un sonido que pertenece al repertorio humano y no al de los orangutanes. Esto ocurrió después de que la orangutana escuchase silbar a uno de los cuidadores de los animales.

Tener la capacidad de aprender a generar nuevos sonidos y utilizarlos voluntariamente son dos aspectos importantes del habla humana, y el descubrimiento sobre esta orangutana abre nuevos caminos en el estudio de ciertos aspectos de la evolución del habla humana en nuestros parientes más cercanos.

Estudios anteriores ya habían indicado que los orangutanes y los chimpancés son capaces de producir vocalizaciones y sonidos que no son típicos de sus respectivas especies, pero sólo bajo la fuerte influencia del entrenamiento humano. Sin embargo, Bonnie, no fue específicamente entrenada para silbar.

El estudio ha sido hecho por Serge Wich, Karyl Swartz y Rob Shumaker del GAT, Madeleine E. Hardus y Adriano R. Lameira de la Universidad de Utrecht en los Países Bajos, y Erin Stromberg del Parque Zoológico Nacional.

Hace mucho tiempo que los científicos saben de la habilidad de los orangutanes para copiar los movimientos físicos de los humanos, pero el silbar de Bonnie indica que la capacidad de aprendizaje de los orangutanes y otros monos antropomorfos en el ámbito sonoro puede ser más flexible de lo que se creía. Esta conducta contradice el argumento de que los orangutanes no tienen control sobre sus vocalizaciones y de que sus sonidos son puramente emocionales, es decir, una respuesta involuntaria ante estímulos como la presencia de depredadores.

Bonnie parece silbar sólo porque le apetece hacerlo, y no por recibir algún alimento como recompensa o por algún otro incentivo.

1 comentario:

rbastom dijo...

Muy interesante su artículo y además de gran interés para estudiantes del grado ocatavo, donde estaremos aboradano permanentemente temas sobre evolución.